Desenmascarando el mito
- Wolf Mother
- 27 ago 2021
- 4 Min. de lectura
Como ya se dijo, en la naturaleza todo tiene un proceso, tiempos perfectos que marcan el ritmo con el que todos vivimos, o al menos eso intentamos. Buscamos ordenar nuestros días de manera que puedan fluir, que nuestras familias sientan seguridad donde al inhalar y exhalar exista armonía. Todo esto suena maravilloso y está de más decir que es necesario. Sin embargo, quisiera poner a reflexión ¿qué pasa con el ritmo de cada mujer que se vuelve madre? El ritmo interno, su andar, su pensar, su mera existencia. Ojo, no me refiero al "reloj biológico", me refiero a la naturaleza propia de las mujeres cuando se saben madres. A qué me refiero, es indiscutible que en el momento en el que una mujer se embaraza, biológicamente su cuerpo cambia, su instinto se agudiza, su RITMO ya nunca será el mismo de antes. Partiendo de la parte fisiológica del cambio, el ritmo de la mujer madre empieza a cambiar: las idas al baño, las náuseas ocasionales, el incremento de apetito, las siestas de medio día o media tarde (o ambas), la sensibilidad a flor de piel... todo esto es un ritmo diferente que llega a nuestra vida y nuestro cuerpo. Ahora, pasando esta etapa de gestación, viene otro ritmo aún más pesado: el postparto. Una vez más, biológicamente nuestros cuerpos se están reacomodando, ajustándose por dentro y por fuera. Nuestra nueva vida como madres nos exige más de lo que el cuerpo puede dar a veces, y tan increíble como suena, el cuerpo da y da a manos llenas. El ritmo aquí se vuelve a acomodar, por las noches eres una, en el día eres otra, tu bebé depende completamente de ti, muchas veces tus necesidades pasan a segundo o tercer término porque el instinto te lo pide, tu nuevo ritmo te lo pide. Sin embargo, puede ser un camino bastante solitario, de muchos enfrentamientos contigo misma y mucho autodescubrimiento. Pierdes muchas cosas pero también ganas otras, sientes tantas cosas que a algunas no puedes ni siquiera ponerles nombre e incluso puede llegar a pasar que eso que sientes no te atreves a decirlo en voz alta porque te llenas de culpa y angustia de sentirte así. La sociedad espera muchas cosas de ti, tu familia espera muchas cosas de ti, tú esperas muchas cosas de ti y me atrevo a pensar que nosotras somos quienes ponemos esa vara muy alta. Sin embargo, TODO TIENE UN RITMO, todo toma su tiempo, ¿realmente nos lo damos?
Pasando esta etapa, llegan otras, y otras y los ritmos nunca terminan, se transforman, ¿qué hacemos nosotras? ¿Respetamos esos nuevos ritmos conforme van llegando? o nos imponemos ritmos diferentes, que no se sienten del todo bien, tal vez, que no hacen que la vida fluya. No voy a negar que a la fecha ha sido un reto poder encontrar MI propio ritmo, saber qué me funciona a mí para poder dar lo mejor de mi persona como madre, esposa, hermana, hija, mujer. Si bien somos las guardianas de nuestro hogar, llevando en alto el nombre de amas de nuestra propia casa, ¿cómo podemos hacerlo si por dentro las cosas no están bien? Tenemos que dejar de sobre-exigirnos y encontrar nuestro propio paso, sea cual sea éste. Dejemos las comparaciones, las miradas juiciosas en el espejo, la sobrecarga de problemas y cosas que a veces no nos corresponde cargar. Hay que romper el mito de la super mamá, la que todo lo puede, que atiende el hogar, al esposo o a la pareja, a los hijos e hijas, que trabaja, ingresa un salario, contribuye a la sociedad, recicla, ayuda al planeta, cocina, lava, plancha, en fin, la lista podría ser eterna. OJO, no estoy diciendo que no podemos hacer tal cosa, como mujeres puedes y debes de hacer lo que sientes es lo correcto para ti y para tú familia, el ritmo lo marcas tú. Personalmente yo disfruto mucho mi vida de hogar y cuando me surgió la idea de tener un "trabajo" como asalariada, inmediatamente lo descarté, pero habrá quienes se encuentren a si mismas ahí, o quienes se encuentren haciendo muchas otras cosas, ¿por qué no las dejamos en paz? La que trabaje, que trabaje. La que se queda en casa, que se quede en casa. La mamá soltera, tienes nuestro apoyo. La mamá de 3 o 4 o más, aquí estamos para escucharte. Queremos hablar por los derechos de las mujeres pero somos las primeras en juzgarnos y juzgar a las demás. Ya basta.
Es hermoso poder establecer un ritmo familiar, y es todo un arte. Pero empieza por establecer un ritmo propio. Escúchate, se sincera contigo misma, con tus hijas e hijos y con tu familia. Te necesitamos entera mujer, no a medias, no infeliz, no callada. Encuentra aquello que te hace inmensamente feliz y escucha a tu cuerpo, sigue tu propio ritmo para que puedas ayudar a tu familia a encontrar el suyo y por favor, rompamos el mito. No necesitas ser una super mamá si ya eres una mujer, el prefijo está de más.
Escucha el viento.. que inspira. Escucha el silencio... que habla. Escucha el corazón... que sabe. Proverbio Indio
Dejaré por aquí un par de títulos que me ayudaron a abrir los ojos acerca de este tema:
Mamá Desobediente, de Esther Vivas
Your Are Your Child's First Teacher, Rahima Baldwin Dancy




Comentarios